Por Magdalena Biota

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El 28 de septiembre de 2011, en coincidencia con el “Día del acceso a la información”, se realizó en Buenos Aires el Taller sobre transparencia y buen gobierno, patrocinado por IFLA LAC, IFLA FAIFE y la Biblioteca del Congreso (Argentina). A cargo de Paul Sturges, de la Universidad de Loughborough, Inglaterra, y de Alejandra Martínez del Prado, del Sistema de Bibliotecas de la Facultad de Medicina de la UNAM, el taller invitó al intercambio de ideas y opiniones para reflexionar sobre cómo pueden contribuir las bibliotecas al buen gobierno y la transparencia.

IFLA Workshop Argentina Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de la Senadora Roxana Latorre, que compartió su satisfacción por el hecho de que el taller y la fecha de celebración del “Día del acceso a la información” coincidieran con el “estreno del nuevo edificio de la Biblioteca, antes de que fuera oficialmente inaugurado” (ver foto más arriba). En relación con el acceso a la información pública, señaló que la ley tiene media sanción y está en tratamiento en la Cámara de Diputados, a la espera de una sanción definitiva. Con el objeto de asegurar el acceso a la información pública de todos los ciudadanos, la ley se sustenta en un derecho que es necesario reglamentar: en la práctica, la información emanada por Poder Legislativo y por el Poder Judicial es menos accesible que la producida por el Poder Ejecutivo Nacional. Con la revolución informática, que –dijo–  implica un cambio de paradigma, las posibilidades de acceso se ven potenciadas. “Esto corrobora la profecía maya de que en 2012 se producirá el fin del viejo mundo”, frase que la Senadora empleó para indicar que, según su lectura, asistimos al comienzo de una nueva era regida por nuevos dispositivos sociales y mediaciones tecnológicas para regular las relaciones entre las personas y el Estado.

Paralelamente al aumento en el acceso a la información y al conocimiento, la Biblioteca del Congreso tuvo asimismo un marcado crecimiento en el número de lectores, registró un 90% de respuestas satisfactorias en cuanto a los servicios, y ha implementado medidas para convertirse en una biblioteca digitalizada, “en un proceso infinito de digitalización”. Destacó el reciente proceso de ordenamiento del Digesto Legal, iniciado como un proyecto de ley que planteaba una nueva organización de las leyes vigentes. Con el trabajo de más de 100 especialistas, se logró ordenar y simplificar 300.000 leyes, reduciéndolas a un Digesto de sólo 3.600 normas, convenientemente clasificadas para facilitar el acceso libre y en línea.

Como desafío, formuló el propósito de “regionalizar, federalizar y constituir una verdadera red latinoamericana y mundial que nos enriquezca”. Para ello indicó que es necesario pensar el trabajo cotidiano como un trabajo de proyección, para que hasta en el último rincón del mundo los ciudadanos estén conectados.

IFLA Workshop Argentina 2Siguieron las palabras de Paul Struges, que habló sobre el Manifiesto IFLA UNESCO, sobre Internet y transparencia. El Manifiesto, destacó, se sustenta en las nociones del Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que dice: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Cada vez más, señaló, las bibliotecas son espacios donde las personas van a buscar información, y donde los bibliotecarios buscan información en nombre de los ciudadanos, contribuyendo con la formación, la expresión y la difusión de los conocimientos.

Mientras que en el pasado las bibliotecas custodiaban la información, velando por la integridad de su interpretación y la univocidad de sentido, en la actualidad los bibliotecarios son custodios de los valores de libertad de opinión y expresión. Sería deseable, dijo, que estos valores fueran asimilados como creencias profundas, permitiendo que rijan todas las actividades de la biblioteca y sean propagados a la sociedad.

El Director Alejandro Santa describió los ejes de la administración, cimentados en el libre acceso, la gratuidad de los servicios y la igualdad de oportunidades. Agradeció la presencia en el acto del personal, los gremios y representantes de otras bibliotecas. Señaló la importancia de promover las redes, potenciar los aspectos positivos y aprender para mejorar aquéllas que no funcionan tan bien. “El parlamento es la gestión de la gente”, indicó, “y el rol del bibliotecario se potencia con las nuevas tecnologías. Los bibliotecarios no van a desaparecer: googlear no es mágico”. También mencionó con agrado la posibilidad de contar con el espacio de extensión cultural recientemente creado en la Biblioteca del Congreso, que servirá de complemento y retroalimentación de los servicios y actividades desarrolladas en la biblioteca.

El cierre del acto estuvo a cargo de Felipe Pigna, que aportó una mirada retrospectiva a la reflexión sobre el acceso a la información, evocando la creación de la escritura, hace más de 6.000 años. Si bien esta fue la primera tecnología que promovió un cambio en el modo de hacer accesible la información, sólo recién a fines del siglo XIX y principios del XX se amplió el número de personas que pudo dominar la capacidad de leer y escribir, que había sido vedada a los grupos mayoritarios como modo de preservar el poder de las élites dominantes.

También se refirió al concepto de “buen gobierno”, cuyos orígenes se remontan a España, más concretamente a las Siete Partidas del Rey don Alfonso el Sabio, que sostenía que un buen gobierno responde a las expectativas de la gente, debiendo estar el gobernante al servicio del gobernado. Esto, dijo, sin justificar la invasión iniciada durante las Cruzadas y continuada en la conquista y genocidio de América.

A nivel local, el concepto tiene ecos en las proclamas anticoloniales de José Gabriel Condorcanqui, o Túpac Amaru II, que exigían la constitución de un gobierno legítimo en el que no se impusieran injustos impuestos. Si bien ésta es la rebelión más importante y la más conocida, ya desde 1493, con la rebelión antillana, los pueblos de América se manifestaban en contra de la conquista y el genocidio.

Con las gestas independentistas, comenzaron a difundirse las ideas de Manuel Belgrano, pionero en la educación popular, que decía: “Sin educación no hay patria, la economía y el progreso de la nación depende de la educación del pueblo”. Desde entonces la biblioteca ha sido el lugar de socialización de la cultura, y las acciones llevadas a cabo por Mariano Moreno dan cuenta de la preocupación de estos hombres por promover el acceso al conocimiento por parte de todos, sin distinción de clase, género, edad o raza.

Pigna además se refirió a los usos de la historia y al acceso a la misma con carácter preventivo, recuperando a dos figuras polémicas y emblemáticas: San Martín y Sarmiento, y refiriendo a dos situaciones concretas de la historia argentina más reciente.

La primera aludió al Presidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati, que en sus discursos suele citar a Sarmiento para avalar políticas de la organización. Pigna advirtió: “Sarmiento fue la persona que más se peleó con la Sociedad Rural Argentina”. Sin embargo, el modelo productivo en el que Sarmiento creía era el que se basaba en la explotación a mediana escala, tal como se desarrollaba entonces en Chivilcoy, Provincia de Buenos Aires, que permitía el asentamiento de pobladores, un mayor cuidado de los suelos y un desarrollo más sostenible a largo plazo. En cambio, la oligarquía terrateniente, nucleada en la Sociedad Rural, apostaba por el latifundio, y descalificaba los argumentos de Sarmiento diciendo que “contradecían la tradición argentina de la gran extensión”.

La segunda, aludió a 1978, cuando se cumplieron los 200 del nacimiento de San Martín. En el discurso por el acto de conmemoración, el entonces presidente de facto Jorge Rafael Videla, dijo algo así como: “Si San Martin estuviera vivo, estaría orgulloso de la labor que está llevando adelante este ejército sanmartianiano en la lucha antisubversiva”. Pero si a los hechos nos remitimos, dijo Pigna, basta con mencionar que mientras San Martín fundó varias bibliotecas, la Junta Militar quemó más de un millón de libros; y el código de honor del ejército de San Martín establecía que el militar, por su poder, debía ser doblemente respetuoso de los civiles. Por eso, invitó a leer la historia para estar advertidos.

Por todo esto, valoró el derecho al acceso, a la comunicación y a la creación, y destacó el rol de las bibliotecas. Comentó su experiencia reciente en Colombia, y la importancia de los parques biblioteca en ciudades de alto riesgo como Medellín, y dijo: “la biblioteca es un elemento del futuro más que del pasado”. Evocó el ambiente de las bibliotecas, y juzgó valiosa la idea del bien social y colectivo que promueven, “el libro que hay que cuidar para que otros puedan usarlo”. Mencionó la microfilmación y de la digitalización como técnicas de preservación del conocimiento para el futuro y de optimización del acceso a través de redes que democratizan la investigación.

Para cerrar retomó la metáfora de los códices mayas, del cataclismo, y señaló: “los mayas pensaban el fin del mundo como comienzo de una nueva era en la que serían invitados a la cena a la que hasta ahora les estaba vedada”.

Con las palabras de Pigna, concluyó el acto de apertura, y a continuación se invitó a los participantes del taller a asistir a la reunión en la que se discutiría la importancia del rol de los bibliotecarios, como encargados de facilitar y hacer posible el derecho de acceso a la información.

Se subrayó la necesidad de desarrollar las capacidades de las redes de bibliotecarios y las asociaciones de bibliotecas para compartir experiencias y promover las buenas prácticas. La metodología de trabajo fue participativa y en la segunda parte del taller se integraron grupos para analizar puntos específicos del Manifiesto de la IFLA sobre Transparencia, buen gobierno y erradicación de la corrupción. Las reflexiones finales incluyeron la formulación de proyectos socialmente relevantes, de alcance nacional e internacional, que contemplen la creación de redes de bibliotecarios comprometidos con el acceso a la información y el conocimiento.